miércoles, 23 de octubre de 2013

Ser o estar

El lunes pasado, tuve una experiencia apasionante. Por primera vez a mis 53 añitos fui a conocer a mi medico de cabecera y estrené mi tarjeta de la seguridad social. Cogí la ultima hora 18 35 y con 15 minutos de antelación, ya estaba en la puerta de la doctora.

Los minutos fueron pasando hasta el aburrimiento, hice cálculos mentales, si podía coger la hora de media en media hora y la medico tardaba entre 10 y 15 minutos por paciente ¿Como podía llevar mas de una hora de retraso? Por mas ecuaciones diferenciales que intenté aplicar, no fui capaz de darle solución al problema. Será que aplican la teoría de la relatividad espacio-tiempo y el tiempo dentro de la consulta no es igual que el de la sala de espera.

Una vez dentro, la medico, con una sonrisa encantadora y amable, miró mi ficha y me dijo "no tienes datos en tu ficha". Como me debo estar haciendo mayor y estoy empezando a tener achaques de la edad, le enseñe a lo que había ido a la consulta, una pitiriosis versicolor, la cual durante la espera había encontrado dos colores nuevos en el espectro visible y tres en el ultravioleta.

Me mandó una crema y unas pastillas que cargó en el sistema para poderlas retirar de la farmacia con mi tarjeta del S.A.S. Y ya que me había enganchado por primera vez, pues análisis de sangre y orina, como mi madre es diabética, pues el azúcar, como mi hermana tiene un cáncer, marcadores tumorales y como tengo mas de 50 pues haber que dice la sangre de mi próstata.  Me dio un papel que parecía la lista de los reyes godos. Seguro que de esta me pongo malo de algo, esta no me va dejar escapar sano, rondaba por mi cabeza estos pensamientos.

Fui a pedir cita para vampiro y la funcionaria con una gran sonrisa me dijo que no podía su ordenador se había caído, le pidió el favor a su compañero y amablemente lo intentó. Lo que se había caído era todo el sistema. Me pidieron disculpa, me dieron un numero para llamar para coger la cita, numero que ellos habían conseguido por Internet a titulo personal, para intentar ayudar a los pacientes.

Me fui a la farmacia a estrenar mi tarjeta sanitaria, guardada en mi cartera durante tantos años y dio error de lectura, tengo que pedir una nueva.

Como veis, me lo intente tomar con sentido del humor. Pero si aprecié que las personas que me atendieron estaban muy por encima de la organización. No eran personas que están, son personas que son. Si le preguntásemos a la medico, nunca dirá estoy en el sas, dirá soy medico del sas. Ellos son los que dan la cara, y no tienen la culpa de que citen a mas personas de las que pueden atender, o que el sistema se caiga. El trato, la amabilidad, la sonrisa abierta transmitiendo soy y estoy aquí para ayudarte.

En esta semana hemos asistido a la triste caída de Cooperativa Mondragón (para casi todos marcas como Fagor o Edesa) o Donuts Panrico. Ver a las personas de Mondragón llorando, a tres generaciones de cooperativistas llorando, no porque pierdan su inversión o su trabajo, lloran porque pierden su empresa, ellos son la empresa y están muy por encima de los que la dirigen y de la organización.

Desgraciadamente cada vez hay mas desapego a las empresas que contratan, los empleados están, solo están. Cuando tienes la suerte de entrar en una donde los empleado son, es maravilloso, las miradas cómplices, la alegría de ser, la transmisión de los valores boca-oído, es algo que te entra por los poros de la piel.

Me encanta preguntar que haces ahora, y me respondan soy de ...., y odio que me digan estoy en ....




viernes, 4 de octubre de 2013

Cambios, pasado, presente y futuro

Cuando me hablan o leo, sobre adaptación a los cambios o liderar el cambio. Creo que son gente bienintencionadas que creen en lo que dicen, pero yo les miro con media sonrisa.

Seria por los años 86,87 y 88, tenia a mi disposición, en un cambio brutal para la navegación, la ultima tecnología que en aquellos momentos se pudiera soñar. Teníamos radares ARPA capaces de calcular rumbos y velocidades reales y relativas de todo lo que teníamos alrededor. Las predicciones meteorológicas las hacíamos con un facsimil que escupía mapas isobáricos impresos en papel térmico. Teníamos conexión via satélite capaz de mandar un burofax desde el medio del atlántico camino de the hold on the wall. O teléfono vía satélite, a 1600 pesetas el minuto, pero fue la única forma de comunicación segura, mientras estábamos atrapados en Ras-lanuf (libia) mientras decidíamos entre romper el bloqueo americano antes de que comenzasen a caer misiles y arriesgarnos a que un pepino en el intento nos hiciera ir al cielo de forma directa y sin alas de angelitos o quedarnos y arriesgarnos a ser utilizados de escudos humanos. Además para situarnos teníamos algo recién llegado una cajita como un radio casette de coche, ¡¡Un GPS!!! que nos daba la posición en números verdes fosforito, latitud y longitud lo mas de la época. Y por ultimo un Ordenador montado sobre un sistema de suspensión de muelles para compensar los movimientos del barco, trabajando en ms2 y donde pude hacer, si no el primero, uno de los primeros calculo de estabilidad informatizado de la marina mercante.

Ahora os propongo un ejercicio, cerrar los ojos e imaginar que os quito vuestro maravilloso Iphone o smartphone, vuestra tablet, portátil o pc y os hago desaparecer vuestra super rápida conexión a internet. ¿Lo imaginais?

Pues así me encontré las ventas cuando aterrice en este mundo, 10 años después, en el 97. Anclados en el siglo 19, donde los comerciales salían a la calle con un libro de facturas y una calculadora. Por la tarde el ajuste era sumando factura a factura de cada comercial mientras se comprobaba que no hubiese cometido errores haciendo los cálculos. La facturas se almacenaban en AZ por cliente y la base de datos de los clientes eran unas carpetas de fichas que llevaba cada comercial y que tenia que volver a escribir cada año.

A los 6 meses avanzamos mas de medio siglo, conseguimos un ordenador con un programa de facturación. El pobre administrativo tenia que mecanizar factura a factura. La gestión de almacén pasó de una sabana en A3 a una hoja de calculo. Comencé a hacer los primeros análisis de ventas con gráficas en un programa que recuerdo se llamaba harvard grafic. Pero el comercial solo cambió el libro de facturas por otro de albaranes.

Tuvieron que pasar tres o cuatro años para que el comercial avanzase a finales del siglo 20, empezaron a facturar con un maletín que incorporaba una PDA, una impresora matricial y la pesada batería. Había que enchufar el aparato a un ordenador para descargar archivos. Teníamos dentro de la PDA el fichero de clientes, sus condiciones de compras, sus facturas impagadas. Se empezó a poder segmentar la cartera de clientes según el "Señor Nielsen", se pudo analizar las rutas y mejorarlas, la gestión de cobros fue una de las grandes beneficiadas de este cambio.

Hace solo unos 7 años entramos en el siglo 21. La PDA o el smartfhone redujeron su tamaño y con comunicación a Internet. los pedidos de clientes entran en la central en tiempo real. Se mejora la gestión de stocks de almacén. Con sistemas de gestión de rutas mejorados, el dia comienza con su preparación el día antes. Las salas de ventas dejan de ser escritorios, para convertirse en sitios vivos con teatrillos de ventas (Rol Play para los que se empeñan en meter palabras anglosajonas) o juegos de motivación. Los CRM se generalizan. Las comisiones por ventas pasan a ser incentivos con estructuras móviles con infinidad de variables. La formación pasa a ser un factor de primer grado en las empresas. Se analizan consumos recurrentes, inversiones, producto a producto y todo lo que se te pueda ocurrir analizar, tienes las herramientas para poderlo hacer.

No me considero una excepción, fuimos muchos los que lideramos esos cambios para llegar donde estamos hoy. Unos desde el autodidactismo (la gran mayoría), otros desde la formación universitaria. Y seguiremos estando, aveces liderando, otras cogidos de la mano de jóvenes sobradamente preparados y otras desde atrás empujando al que se quede quieto.

El futuro, aun esta por escribir. Pero quizás vaya por la gestión de los almacenes de los clientes en tiempo real, consiguiendo una agilidad tremenda en las rutas de reparto, No perder ninguna venta por rotura de stocks en el cliente minorista. El trato con los clientes pasara a ser presensialmente menos activos, alargándose las visitas, pero mucho mas activo con mensajes por cualquier red social o servicio de mensajería. Mandando ofertas personalizadas y puntuales para que el cliente sepa que todos los días pensamos en él. Incrementaremos los servicios de asesoramiento y formación. El cliente notara que no va solo, va en un autobús lleno de amigos que hacen el viaje con él.

En fin todo un apasionante mundo por descubrir y sobre todo por VIVIR.